miércoles, 8 de septiembre de 2010

LA GITANA Y EL ABUELO

Hace cuarenta o cuarenta y cinco años paseaban un domingo por el Campo Grande de Valladolid un abuelo y su nieto.
A la sombra de un corpulento olmo estaba sentada una gitana que al tener a la pareja a su altura les interpeló:
-Déjeme la mano señorito. Le echaré la buena ventura y le diré el futuro.
El muchacho se detuvo y obligó a hacerlo al abuelo. Éste miró a su nieto y después a la gitana.
-La buena ventura no me interesa y el futuro no me importa, pero díselo a mi nieto.
El niño remolón entregó su manita a la gitana. Ésta agarró al muchacho por la muñeca y extendió los dedos. Clavó los ojos en la diminuta palma y la estudió circunspecta.
El cetrino rostro apergaminado se encendió como una luciérnaga en celo.
-Lo siento, señorito. No puedo decirle lo que veo.
-Vamos mujer, te doy una peseta.-la animó el anciano caballero sorprendido por la coloración que había adquirido la cara de la gitana.
-No puedo. Es muy serio lo que dice la mano del niño.
-Te doy un duro.- apremió el abuelo intrigado y muerto de curiosidad.
La gitana dudó unos instantes en aquella mañana de verano al tiempo que miraba la plateada moneda que la tentaba.
Con un ágil zarpado cogió el duro y lo hizo desaparecer entre las ropas en un santiamén.
-¡El niño será presidente de España!
-¡Coño!-exclamó el abuelo y miró a su nieto como si le viera por primera vez.
-Hay algo más.-dijo la gitana y bajó los ojos al suelo.-pero eso si que no se lo diré.
El anciano caballero picado en la curiosidad y pensando que si bueno había sido el primer vaticinio mejor sería el segundo, se envalentonó.
-Venga, no te andes con remilgos y suéltalo.
-No, señorito. Se lo juro por estas.- La gitana hizo una especie de cruz con los dedos pulgar e índice y la besó.
-¡Otro duro!
La gitana cogió la moneda y la ocultó más rápido que la primera.
-En la mano he leído que tu nieto, además de llegar a ser presidente, es vanidoso, engreído, cobarde, resentido y con mala baba.
-¡Bruja! ¿No has encontrado alguna virtud?
-Si. Una.
-Dila y que sea de mi agrado o te mido los lomos con el bastón.
-Así lo quieres, te lo diré. Entre todos los caganidos iletrados que se pavonean por el mundo, tu nieto es el mayor cretino.
El abuelo, pálido, levantó el bastón para descargarlo sobre la gitana, pero ésta prevenida dio un salto y desapareció.
-¡Vieja puta! No me extraña el antiguo dicho: ¡De una puta y un gitano nació el primer vallisoletano!- Vamos José Luís. Al menos habrás aprendido algo.
-Si abuelo. Que para hacer las cosas para mi provecho he de engañar a todos.
Marcial el Medinense.

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