sábado, 11 de diciembre de 2010

Los socorridos cojones

¿Qué haces Prudencio?
—Pasar el rato Pánfilo. ¿Qué otra cosa nos queda?
—Mientras estemos vivos, muchas cosas. Ya tendremos tiempo de no hacer nada, ni siquiera protestar cuando nos coman los gusanos.
—Yo he dicho a los míos que me quemen.
—Después meten las cenizas en un nicho y continuar tan inútil como viviste. Si al menos te enterrasen en la tierra, criarías malvas.
—¡Coño, el útil! Lo que hayas aportado tú a la humanidad, que me lo graven en la frente.
—Algo bueno habré hecho. Un grano no hace granero, pero ayuda a sus compañeros.
—Mira, eso sí. Como ese ministro que con las manos inmaculadas ayuda a enriquecerse a sus amigos. ¡Aunque el país se hunda en la miseria!
—¿A quien te refieres?
—A ese gallego, amigo de gallegos y que nombra a quien quiere, sin emplear esa frase que utiliza esa otra ministra.
—¿Qué frase y qué ministra?
—¡Que más da! Una que ha dicho que ha nombrado a una amiga para no sé que cargo porque la sale de los cojones.
—¡Hombre! Habrá empleado otras palabras.
—Las mismas que te he dicho yo. Ni quito ni pongo. Cuando la veo en las fotografías de la prensa o en la televisión, siempre me la imagino con el carajo en la boca.
—¡Eres un animal!
—¡Vaya hombre! ¡Esto sí que es democracia! Ella puede tener los cojones en la punta de la lengua y yo, ¿no puedo decir que me la imagino con ellos en la boca?
—Es una forma de decir corriente. Malsonante, si quieres, dicha en un momento de calentón.
—No me extraña que esté caliente, al rojo vivo, con los cojones en la boca. Es para estarlo.
—Dejemos eso que no nos lleva a ninguna parte. Si tenemos ministros así es que nos los merecemos.
—Nos merecemos esto y más. Recuerdas a aquel académico de historia, un republicano de pro, abulense por más señas, dijo un día que la hija del rey Bermudo de León cuando la llevaban a Córdoba a engrosar el harén de Almanzor exclamó: “A ver cuando los hombres de mi tierra ponen más confianza en las puntas de sus lanzas que en el coño de sus mujeres”
—¿A que viene eso ahora?
—Muy sencillo. Como los hombres de este país estamos faltos de valor para oponernos a la opresión y sevicia con que nos tratan esa casta de mamandurrias a quienes votamos, tienen que ser las mujeres quienes tengan los cojones en la boca. ¡Así andan ellas!
—Hablabas de otro ministro.
—Si hombre, ese que ha puesto a los descerebrados de los controladores en un brete. Párvulos ignorantes que han caído en la red como gorriones. Se creyeron que iban a echar un pulso al “Pollito” y lo que han conseguido es hacerle el juego.
—Ha actuado como un verdadero hombre de gobierno. Si otros hubiesen tenido las mismas agallas esto no hubiera ocurrido.
—Otros dialogaba, para eso es la democracia, éste ha actuado como los inútiles cobardes: Por la tremenda, pero subido a la grada.
—No será como dices cuando le ha apoyado el vicepresidente y quien ha tomado las riendas.
—¡Otro que tal baila!
—Es un hombre de una inteligencia probada.
—Barbado, con epidermis pétrea, semejante a una moneda de dos caras, arrogante, con estilo de dictador pequeño y pagado se sí mismo, o está en el ajo o también se la han metido doblada.
—¡Que dices insensato!
—¿No quieren vender la empresa para la que trabajan los controladores?
—Tienen que hacer caja para pagar los créditos.
—¿Quién crees que puede querer una empresa en ruina y con los bichos dentro?
—Fue una empresa muy rentable.
—Hasta que este gobierno la hundió hasta las trancas. Después, nombraron ministro a nuestro susodicho, éste, a su vez, nombró gerente de la empresa a uno de sus amiguitos. El alijador en cuestión contrató obras por valor de miles de millones, con la empresa que gerenciaba antes, de ahí parte de la deuda. Este hombre durante meses ocupó los mismos cargos en dichas empresas a la vez y…
—¿Qué quieres decir?
—Nada hombre, nada. ¡Veremos! Como os gusta decir a vosotros los ciegos.
—¡No hay un puto cojo bueno!  

Marcial el Medinense.

2 comentarios:

  1. Son monedas con tres caras, con un grosor mayor que ellas, ¿ un cilindro?, un rodillo, al que solo puedes ver los desechos y los futuros aplastamientos hasta estrujarnos el alma.

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  2. cojoncines, huevines blindados, no arriesgan, solo son fuegos artificiales,manga ancha, estrategias de arrecifes ocultos.

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